El Internet of Things se define como la interconexión de dispositivos y sistemas a través de Internet, donde estos se comunican e interaccionan a través de sensores, software y diferentes tecnologías.
La finalidad del Internet of Things es conseguir una interacción entre máquinas sin intervención humana alguna, también conocida como M2M (machine to machine).
Cualquier dispositivo u objeto cotidiano puede utilizar esta tecnología. Desde un frigorífico, una camiseta, electrodomésticos de cocina, persianas o un automóvil. El objetivo principal de mantener todos estos dispositivos interconectados es la creación de una comunicación perfecta entre personas, procesos y máquinas, facilitando así, la vida cotidiana de las personas y del sector empresarial.
Se podría decir que las aplicaciones del IoT son infinitas. A continuación se describen algunos ejemplos para dar visibilidad a alguna de ellas:
Uno de los usos más empleados últimamente sería la domótica, en la que existen múltiples dispositivos que se conectan a Internet para facilitar la vida de las personas en casa. Por ejemplo, los dispositivos controlados por voz que permiten controlar por voz cualquier elemento de una casa (luz, calefacción, ventanas, etc.) o los dispositivos móviles que permiten controlar dichos elementos cuando no estás en casa, permitiendo poner la calefacción antes de llegar a casa o activar la lavadora desde el trabajo.
Otro escenario podría ser con el frigorífico de una casa, en el que se avisaría al usuario a través de su dispositivo móvil cuando un producto habitual no se detectara (por lo tanto se debería comprar) o cuando un producto estuviera a punto de caducar.
Una aplicación a nivel industrial sería la gestión automatizada de equipos, en los que a través de un sistema centralizado se pueden controlar y monitorear todos los procesos de una empresa, por ejemplo, de una cadena de producción. El objetivo de este tipo de sistemas es generar un entorno en el que las decisiones basadas en información (datos) sean prioritarias y den pie a mejorar todos los procesos.
Otra aplicación interesante son las conocidas “Smart Cities”, donde los dispositivos IoT se utilizan para optimizar el control del tráfico o del trasporte público en tiempo real o el control y prevención de posibles fugas o fallos en los suministros como el agua o el gas.
Actualmente se estima que hay más de 30.000 millones de dispositivos que utilizan IoT y se prevé llegar a los 100.000 millones durante la próxima década.