Las llamadas startups o empresas emergentes son compañías de edad temprana o nueva creación con unas grandes posibilidades de crecimiento. Se diferencian de una PYME por tener un negocio escalable y crecer de una forma mucho más rápida y eficiente. Por lo general, aunque una startup pueden ser compañías de cualquier ámbito o sector, suelen ser aquellas que tienen un fuerte componente tecnológico y que están relacionadas con el mundo de internet y de las TIC (Novoa, 2013).
La innovación es la principal característica de este tipo de compañías. Son negocios con ideas innovadoras que desarrollan productos y servicios con un diseño y una comercialización enfocados totalmente al cliente.
El componente tecnológico cambia por completo un plan de empresa de un negocio tradicional al de una startup.
No todos los negocios jóvenes se les puede catalogar como una startup o empresa emergente, hay muchas diferencias a nivel de modelo de negocio, capital, de comunicación, etc. Un negocio tradicional de cualquier sector empieza siendo una PYME, una pequeña empresa con los empleados necesarios, intentando conseguir los mayores beneficios posibles. Una startup es muy diferente en todos los sentidos, empieza con otra idea, con la de conseguir el éxito.
Para ser catalogada como startup la empresa debe ser tecnológica e innovadora, sino podría ser una PYME normal y corriente. El objetivo principal de una startup es el logro, crear una empresa triunfadora, y está diseñada por y para eso. Al crear una startup se pretende cambiar el mundo con tu negocio, convirtiéndose en referentes a nivel mundial con sus productos.