Los smart contracts o contratos inteligentes son programas informáticos basados en la tecnología blockchain diseñados para ejecutarse automáticamente a medida que las personas o empresas involucradas en un acuerdo cumplen las cláusulas del mismo. Se tratan de scripts (códigos informáticos) escritos con lenguajes de programación, es decir, los términos del contrato son puras sentencias y comandos en el código que lo forma. El objetivo final es transformar la forma tradicional de hacer negocios, haciendo que los propios contratos sean deterministas y se ejecuten automáticamente sin intermediarios ni mediadores.
Los smart contracts permiten desintermediar los campos legal y financiero. En concreto, simplificando y automatizando los procesos rutinarios y repetitivos, por lo que las empresas actualmente pagan honorarios considerables a abogados y bancos.
Los contratos inteligentes permiten:
Reducir costes: estos mecanismos eliminan muchos gastos operativos y ahorran recursos, como, por ejemplo, el personal necesario para monitorear un proceso.
Mayor velocidad de procesos: se ejecutan de forma automatizada, por lo que eliminan la participación humana, aumentando la velocidad de las transacciones comerciales estipuladas en el contrato.
Autonomía: la red realiza los smart contracts automáticamente, eliminando la necesidad y el riesgo asociado de que un tercero esté involucrado en la implementación de estos mecanismos.
Fiabilidad y precisión: una vez ingresados los datos pertinentes en la cadena de bloques, estos no se pueden cambiar ni eliminar. De esta manera, si alguna de las dos partes no cumple con sus obligaciones, la otra estará protegida por las condiciones del contrato.