La metodología scrum permite el trabajo colaborativo entre equipos. Es un término que proviene del rugby, anima a los equipos a aprender a través de las experiencias, a autoorganizarse mientras aborda un problema y a reflexionar sobre sus victorias y derrotas para mejorar continuamente. Aunque se considera a menudo un marco de gestión de proyectos ágil, scrum incluye un conjunto de reuniones, herramientas y funciones que, de forma coordinada, ayudan a los equipos a estructurar y gestionar su trabajo. A diferencia del agile, la metodología scrum es un marco de trabajo para conseguir resultados.
Un sprint es un período breve de tiempo fijo en el que un equipo de scrum trabaja para completar una cantidad de trabajo establecida.
Durante la planificación de un sprint se debe definir:
El qué: se describe el objetivo (o propósito) del sprint y qué elementos del backlog contribuyen a dicho objetivo. El equipo de scrum decide qué se puede hacer en el próximo sprint y qué hará durante el sprint para conseguirlo.
El cómo: el equipo de desarrollo planifica el trabajo necesario para alcanzar el objetivo del sprint. En última instancia, el plan del sprint resultante es una negociación entre el equipo de desarrollo y el propietario del producto en función del valor y el esfuerzo.
El quién: no puedes planificar sprints sin el propietario del producto ni el equipo de desarrollo. El propietario del producto define el objetivo en función del valor que busca. El equipo de desarrollo tiene que entender cómo puede o no puede alcanzar dicho objetivo.
Los elementos de trabajo: es importante definir el backlog del producto, ya que proporciona una lista de “cosas” que posiblemente podrían formar parte del sprint actual. El equipo debería analizar el trabajo realizado en el incremento y tener visión de la capacidad.
El resultado: el equipo debe poder describir el objetivo del sprint y cómo empezará a trabajar hacia ese objetivo. Esto se refleja en el backlog de sprint.