Una interfaz de programación de aplicaciones (API, del inglés Application Programming Interfaces) es un conjunto de definiciones y protocolos que se utiliza para desarrollar e integrar el software de las aplicaciones, permitiendo la comunicación entre dos aplicaciones de software a través de un conjunto de reglas. Es decir, una API es una especificación formal que establece cómo un módulo de un software se comunica o interactúa con otro para cumplir una o muchas funciones.
Las APIs liberan el potencial de los datos y permiten a las empresas conectar sistemas, aplicaciones, dispositivos y conjuntos de datos. Existen diferentes tipos de APIs adaptables a los proyectos según el uso que se le va a dar, qué usuarios accederán a la API y la utilizarán, y los sistemas y conjuntos de datos que habrá que conectar:
APIs de sistemas: desbloquean datos de los sistemas centrales de registro dentro de una organización. Algunos ejemplos son los sistemas ERP, de clientes y de facturación, así como las bases de datos privadas.
APIs de procesos: interactúan con los datos y los compilan en un solo sistema o a través de varios, acabando así con los silos. Permite combinar datos y coordinar varias API de sistemas para fines empresariales específicos. Un ejemplo de este proceso es la creación de una vista completa de los clientes, el despacho de pedidos y el estado de los envíos.
APIs de experiencias: proporcionan contexto empresarial para los datos y procesos desbloqueados y establecidos con APIs de sistemas y procesos. Exponen los datos para que pueda utilizarlos la audiencia de destino, como en aplicaciones móviles, portales internos para datos de clientes, etc.